LA MUERTE DESEADA: LA POESÍA CULTA DE CANCIONERO.
En la poesía culta amorosa de cancionero, la muerte se contempla como un bien apetecible y deseado a la que se identifica con la amada, se la invoca de la misma manera, es el receptor al que se dirigen todos los requiebros del poeta.
La muerte de amor y el deseo por la muerte eran lugares comunes en la poesía provenzal. Están siempre ligados a la manifestación de un amor profundo, vivo y sincero. Esta idea se convierte en un tópico que se mantiene hasta bien avanzado el Siglo de Oro.
Veamos un ejemplo de Jorge Manrique:
No tardes, Muerte, que muero; ven, porque viva contigo; quiéreme, pues que te quiero, que con tu venida espero no tener guerra conmigo. Remedio de alegre vida no lo hay por ningún medio, porque mi grave herida es de tal parte venida, que eres tú sola remedio. Ven aquí, pues, ya que muero; búscame, pues que te sigo: quiéreme, pues que te quiero, y con tu venida espero no tener vida conmigo.